"Con Mourinho no hay término medio"

El luso volvió a cerrar una temporada con al menos un título.





Con Mourinho no existe el termino medio. O se está con él a muerte, como ha ocurrido con gran parte de su plantilla y la afición, o se acude al extremo señalándole como un "diablo" que enturbia ambientes, busca guerras personales y enfrentamientos dialécticos en los que se desenvuelve a la perfección. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, sabía lo que fichaba. En el 'pack Mourinho' iba todo. Y decidió cambiar su filosofía. Por primera vez en sus dos mandatos en la casa blanca, el fichaje galáctico fue el entrenador. Desde su llegada, el técnico portugués ha tenido todo el mando para decidir.

Tras el adiós de dos símbolos de la plantilla, los capitanes Raúl González y Jose María Gutiérrez 'Guti', Mourinho arrancó su proyecto con un grupo joven de futbolistas. Convirtió la ciudad deportiva de Valdebebas en un búnker, donde solo cuerpo técnico y jugadores tenían acceso. Y provocó el primer enfrentamiento de una larga lista con el director general Jorge Valdano. Nunca hubo buena sintonía entre los dos. Tras las primeras quejas arbitrales de Mourinho, sintió que estaba expuesto él solo a la crítica. Que sus palabras no eran respaldadas por Valdano y pidió al presidente que el argentino diese un paso al lado. Sus tareas se separaron.

Las ruedas de prensa, el único 'lunar' de Mourinho

El crecimiento en lo deportivo del Real Madrid, que mejoró sus malas participaciones recientes en la Copa del Rey y la Liga de Campeones, contrastaban con la imagen alejada del señorío del club que ofrecía Mourinho. Un agrio enfrentamiento con Manolo Preciado, técnico del Sporting, y su deseo de compaginar su puesto de entrenador del Real Madrid con el de seleccionador de Portugal, incrementaron la tensión.


Cada rueda de prensa de Mourinho comenzó a hacer temblar cimientos. Nunca se mordió la lengua e inició su ataque dialéctico a su gran rival, el Barcelona, siempre con tintes arbitrales y continuos mensajes dirigidos a Pep Guardiola, el técnico del equipo azulgrana, que aguantó en silencio hasta el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones. Mourinho calificó su temporada con "un 11" sobre 10. Siempre avisó que el segundo año es cuando sus proyectos muestran su verdadero potencial. En el primero valoró la Copa del Rey como un camino válido para no acabar la temporada en blanco. Y ganó en su final el único pulso al Barça.


La Liga se escapó ante los equipos pequeños

En el torneo de la regularidad, la Liga, mantuvo la lucha hasta la recta final. Un título que curiosamente se escapó por sorpresas ante equipos de la zona baja. Y en Liga de Campeones provocó que el Real Madrid recuperase prestigio, superando seis años después la que era su barrera maldita de octavos de final y alcanzando las semifinales, pero estuvo en el punto de mira la UEFA por dos enfrentamientos con el máximo organismo del fútbol europeo. El primero recibió castigo por unas expulsiones buscadas de Xabi Alonso y Sergio Ramos. En el segundo aumentó la dureza tras su acusación de manipulación por la expulsión de Pepe en la ida de semifinales.

Desde entonces, Mourinho decidió dejar de hablar en público. Su temporada estaba finalizada. El vendaval ya había pasado por el Real Madrid dejando un título, fulminando su fama de técnico defensivo con 102 goles a favor en Liga y convirtiéndose en la persona que se atreve a decir lo que nadie, representando las ideas del madridismo. Una imagen del fin de curso habla por sí sola. El Bernabéu coreó su nombre tras el último partido de la temporada hasta que Mourinho salió a decir 'hasta pronto' tocándose el corazón.