50 'kilos' y a Londres

El Real Madrid no puede quedar como el tonto de la película





Robinho ha tensado la cuerda hasta el extremo. Tanto, que sacó la lengua a pasear en el día de ayer para decir lo que todos pensaban: "Quiero irme del Real Madrid", dijo, y tan pancho se quedó.



El club, por su parte, realizó en la noche de ayer, al filo de las 22:00, un comunicado oficial en el que lamentaba las palabras de Robinho y se resignaba a negociar la rescisión del contrato del brasileño porque el Real Madrid "nunca se planteará tener un jugador en el equipo en contra de su voluntad".

Sin regalar un céntimo

Cumpliendo las premisas marcadas por el Chelsea, el jugador hizo público su deseo de marcharse. Ahora el siguiente paso, según piensan los ingleses, es negociar un traspaso que no supere los 40 millones de euros. Sin embargo, el Real Madrid no lo piensa poner fácil, y no debe hacerlo. Aún se recuerda en los despachos del Bernabéu el sufrimiento al que se vio sometido el conjunto blanco para fichar a Robben. Los ingleses apretaron al máximo, y consiguieron arañar un total de 36 millones de euros por el pase del holandés. Ahora hay que devolverles la moneda. Pedir 50 "kilos" por Robinho y a partir de dicha cantidad, negociar.

Al brasileño no le puede ni la Premier ni intereses deportivos. Los euros o, mejor dicho, las libras, han llamado a su puerta. Tras sus palabras, la afición lo tiene claro: "Que se marche ya", "mercenario" o "vete con tus bicecletas a otra parte", fueron algunas de las frases más pronunciadas en los comentarios de la afición en el día de ayer en las páginas de DC.

Robinho ha pedido, incluso, no volver a enfundarse la camiseta del Real Madrid en un partido. No es posible mayor desprecio hacia el escudo del mejor equipo del mundo. Y eso la afición del Bernabéu no lo perdona. Habrá que estar atentos a la convocatoria que hoy facilitará Schuster pero todo lo que sea ver a Robinho entre los 18 elegidos para medirse al Valencia sería una sorpresa. Ver a Robinho sobre el césped de Chamartín, en estos momentos, sería comparable a estar en el Coliseo Romano rodeado de leones enfurecidos por hincarle el diente a una suculenta presa.

Una historia con antecedentes

El paso dado por el futbolista brasileño para abandonar el Real Madrid, es una historia con antecedentes en la casa blanca donde jugadores como Rafael Martín Vázquez, Luis Enrique o el francés Claude Makelele, han protagonizado casos similares en la historia reciente del club, aunque en ninguno de los casos anteriores fue el propio futbolista el que salió a los medios de comunicación declarando sus intenciones de marcharse del Real Madrid.



El 7 de mayo de 1990, Martín Vázquez anunció que se marchaba del Real Madrid: "El presidente (Mendoza) no ha sabido valorarme como merecía y me marcho del club no sólo por no llegar a un acuerdo económico sino también por otras cuestiones más importantes", anunció Martín Vázquez.

Con Lorenzo Sanz como presidente, Luis Enrique pasó de vestirse de blanco a azulgrana, del Real Madrid a su eterno enemigo, el Barcelona, tras no llegar a un acuerdo económico con el equipo en el que jugó cinco temporadas: "Acabo un ciclo que hay que respetar y comienzo otro", aseguró el asturiano.


Makelele sucumbió al dinero de Abramovich

Mista dio un paso más en diciembre de 1998, cuando se desvinculó del Real Madrid para recalar en el Tenerife, rompiendo su contrato de forma unilateral. Se desvinculó del club por no estar de acuerdo con sus condiciones económicas, cuando tenía una cláusula de rescisión de 750 millones de pesetas y cobraba cuatro millones de pesetas al año de ficha.

En el 2003 Claude Makelele se declaró en rebeldía en el mes de agosto y estuvo ocho días sin entrenarse con el Real Madrid alegando "alteración emocional". El multimillonario ruso Roman Abramovich, le duplicaba el sueldo. El Real Madrid se negó en banda a traspasarlo, remitiendo al club inglés a la cláusula de rescisión (90 millones de euros). Finalmente el francés se salió con la suya y fue traspasado por 24 millones de euros.