Sala i Martín es mentiroso, arribista, falso y sin escrúpulos

El texto que encontraréis a continuación es muy largo. Cierto. Pero os garantizamos que os quedaréis muy sorprendidos. Alucinaréis con el personajillo. ¡No podemos permitirle que falte impunemente el respeto al madridismo!





 

SALA MARTIN, CULÉ DE CONVENIENCIA

 

"Yo votaré a Laporta", escribió en La Vanguardia en 2003 Xavier Sala i Martín. Y fundamentaba su decisión en que en su candidatura iba un vicepresidente deportivo con experiencia universal, Sandro Rosell. Un buen motivo, sí señor. Así pensaba en 2003 este economista nacido en Cabrera en 1963 y conocido por el dudoso gusto de las americanas que viste y que utiliza para diferenciarse de "los borregos intelectuales”.


 

Fan de Sandro Rosell

Durante las elecciones de 2003 Sala i Martín no ocultaba su admiración por el luego "traidor" Sandro Rosell en un artículo publicado en La Vanguardia el 11 de junio de 2003: "Ya sabemos quiénes serán las figuras claves de la estructura deportiva del club. Joan Laporta cuenta con Sandro Rossell. Lluís Bassat propone a Pep Guardiola. Sandro Rossell fue un alto ejecutivo a nivel mundial para los temas de fútbol de la empresa Nike. Para desempeñar ese cargo, tuvo que mantener una red global de observadores de deportistas, pelearse con empresarios, futbolistas y representantes, tuvo que estar metido en el mismo mundo en el que deberá actuar como responsable del área deportiva del Barça. Se trata, pues, de una persona con mucha experiencia en el complicado mundo del negocio futbolístico". Seis años después diría de él en El País: “Lo curioso es constatar que en el lado equivocado de todas esas decisiones capitales estaba Rosell, que no puede ver a Txiki, que quería a Scolari, que no quería fichar a Eto'o para no irritar a Florentino Pérez y apostaba por Adriano, como si el presidente del Barça tuviera que claudicar ante el del Madrid”. Una espectacular mutación en un hombre que o no sabe de qué habla o miente (antes o después) o defiende lo que le dicen que defienda.


No cree en Guardiola

Pero las contradicciones no se acaban aquí. En el mismo artículo sostenía en 2003: “Pep Guardiola fue un gran jugador. Uno de los mejores. Pep siempre demostró serenidad, prudencia y sentido común. El problema es que Lluís Bassat no quiere contratar a Pep como jugador, sino como director deportivo, cargo en el que no tiene ninguna experiencia. Es verdad que uno aprende trabajando. Pero también es cierto que, en el proceso, uno comete errores de calado. Ninguna empresa multinacional contrataría a un estudiante recién graduado para ejercer de director general. Y el Barça tampoco debería hacerlo. El Barça necesita profesionales consagrados, que conozcan el mercado ahora (no el año que viene) y que den resultados inmediatos. Cuando Bassat nombra a Guardiola para una posición tan importante demuestra que antepone la “publicidad electoralista” a la “eficiencia económica”. Sí, Pep le puede dar votos, pero el paso de Gaspart por la presidencia nos demuestra que lo realmente importante es la gestión tras las elecciones”. Sala i Martín no quería becarios, despreciaba a Guardiola y apostaba por Rosell. Luego acabaría rindiéndose incondicionalmente a otro becario, Txiki Begiristain, que no aportaba la experiencia que él reclamaba para su función. Guardiola no servía, por inexperto. Txiki, con las misma horas de vuelo (cero) en cambio luego fue el secretario técnico ideal. Quiero pensar que las argumentaciones macroeconómicas de este caballero ofrecen más consistencia que sus frágiles sentencias futbolísticas.

 

 

¿Payaso?

Recién nombrado presidente de la Comisión Económica y Estatutaria del club, Xavier Sala i Martín manifestaba a Mundo Deportivo: “Cuido de que el club no se gaste todo el dinero ni haga 'trampas', como ha sucedido en otras ocasiones y con otros presidentes”. La suya, sin duda, fue una acertada designación a dedo. Éste no le saldría rana a Laporta, como Rosell, Soriano y tantos otros. Éste también era de los que pensaban que la honestidad en el Barça no existió hasta que él y sus amigos aterrizaron en el Camp Nou. Sin embargo, Laporta le dejó con el culo al aire en este tema. Mientras Sala i Martín denunciaba “trampas” de otros gobernantes, el presidente no era capaz de encontrarlas. ¿Mentía quizá el mediático economista famoso por sus americanas? “No volverán a repetirse situaciones sospechosas porque creo ciegamente en esta junta, en Laporta, en Soriano… Son gente honesta. No los conocía antes de nada pero si no me fiara de ellos no habría aceptado nunca este cargo ya que, si ellos engañan, yo quedaría como un payaso, sería un suicida teniendo en cuenta mi prestigio en el mundo. Yo vivo de mi nombre, de mi reputación y no puedo permitirme que en el Barça haya un desfalco”. Insistía en la denuncia de las “situaciones sospechosas” que se dieron en el pasado con la misma energía que Laporta empleaba echando tierra sobre las alfombras. No iban coordinados. Interesante, por otra parte, la afirmación: “Si ellos engañan, yo quedaré como un payaso”. Lo decía él. Se fue del Barça anunciando un superávit de 11 millones que luego se vio que eran casi 80 de pérdidas. El panorama económico que él dejó exigió de un nuevo crédito por valor de 150 millones y obligó a Rosell a malvender a Chygrynskiy deprisa y corriendo para pagar las nóminas de junio de 2010.

 

Evitar el despilfarro

Para ganarse el privilegio de convertirse en presidente accidental del club cuando se produjera un vacío de poder o se convocaran elecciones, Sala i Martín tuvo que acumular méritos haciendo la pelota hasta límites insospechados: ”Soriano tiene grandes ideas, es un hombre muy inteligente y dedica más de diez horas diarias al Barça sin cobrar un euro cuando en una multinacional estaría cobrando una millonada. Lo que hace es de admirar (…) Mi misión es evitar que el club se hipoteque y asesorar en todos los gastos para que no ocurra lo de años anteriores”. Por eso miró hacia otro lado cuando sus amigos mejoraban año a año caprichosamente los contratos en vigor de los jugadores, cuando se derrochaba el dinero en el baloncesto y las secciones, se hinchaba la nómina de empleados injustificadamente, se cogían aviones sin medida o se invitaba a amigos y enemigos al restaurante Drolma del fiel Puig a 250 euros el cubierto y a la salud del socio. Quedaba claro que, a diferencia de Soriano, Sala i Martín no le dedicaba ni una hora ni diez minutos al Barça. De lo contrario no hubiera permitido que se iniciara el laportismo bajo la mentira de una deuda que fue hinchada interesadamente.

 


Se acabó la división

“La nueva junta no ha querido remover el pasado y creo que ha hecho bien, no valía la pena. Se venía de muchos años de odio, de Nuñismos, Cruyffismos y Vangaalismos y hacía falta esta calma actual en el club para trabajar tranquilos”. Para no querer remover el pasado, el tema de la mochila en boca de Soriano fue demasiado recurrente. Como sus constantes referencias a la dudosa honradez de anteriores gestores. Aunque, realmente, teniendo en cuenta que no levantaron ninguna alfombra ni censuraron ningún aspecto de la gestión anterior después de los resultados de una Due Dilligence que no quisieron comunicar al socio, hay que admitir que ciertamente la junta de Laporta no quiso remover el pasado. Sin embargo, conviene recordar que en esos años de odio mucho tuvieron que ver quienes se encargaron de crispar el ambiente para hacer del Barça un club ingobernable. Y en eso tuvo buena parte de responsabilidad el amigo que le nombró a dedo presidente de la Comisión Económica y Estatutaria y luego le ofreció un cargo en la directiva. En lo que hay que darle la razón es en lo de que “hacía falta calma para trabajar tranquilos”. Para ello nada mejor que la retirada del nuñismo y la entrada a saco en el club del cruyffismo con el objetivo de influir en la toma de las decisiones trascendentes. Se acabaron los años de odio. Gracias a Laporta ya no había división. Ahora sólo existía el laportismo-cruyffismo. Los otros, efectivamente, supieron ofrecer la calma necesaria para que la junta de gobierno trabajara tranquila. Justo lo que nunca supo ni quiso hacer Laporta, un experto en remar en dirección contraria cuando el que mandaba no era él.

 

Socio por interés

“No tiene sentido que uno de los espacios más privilegiados de Barcelona, junto a la Diagonal, esté vacío 13 de cada 14 días. Esto no nos lo podemos permitir. Es una pérdida de recursos para los socios y para los ciudadanos. Se podía hacer un gran negocio con este espacio: construir restaurantes, tiendas, centros de ocio o aprovechar las instalaciones para celebrar convenciones”. Se podía, se podía… Pero la imaginación de Ingla, el talento de Soriano y el ingenio de Laporta no daba para más. Ni siquiera para cumplir los sueños de este barcelonista de nuevo cuño que se sacó el carnet de socio un año antes de las elecciones de 2003, quizá porque alguien le informó de que ese formulismo era imprescindible para acceder a la presidencia de la Comisión Económica y Estatutaria. El suyo no era, de todas formas, un caso aislado en el entorno de Laporta, que convirtió al barcelonismo a muchos a quienes el Barça les había importado un rábano hasta el momento en que su amigo se hizo con el poder.

Avui explicaba que “aceptó de buen grado ser el presidente de la comisión cuando Laporta se lo pidió. Tenía que ser un culé (socio 91.284) muy preparado y de gran confianza”. Sería muy culé, pero no lo suficiente como para ser socio sin necesidad de que Laporta se lo pidiera en 2003. Por eso no pudo postularse como presidente de la Comisión Económica hasta 2004, una vez consumido el año de antigüedad como socio exigido por los estatutos. Su incorporación tardía y repentina al barcelonismo sonó a unión de conveniencia. De su preparación no se dudaba, aunque existieran interrogantes fundados acerca de su buen gusto y estilo. Y nada que objetar a la confianza que pudiera generar en la junta de Laporta. Era uno de los suyos, el que se encargaría de validar sus cuentas y de defender sus intereses cuando ellos no estuvieran. Eso merecía que irrumpiera en el Barça con una localidad de tribuna de excelente ubicación, el sueño inalcanzable de muchos socios en lista de espera durante años, y plaza fija en el palco de autoridades. A fin de cuentas, ¿no era él una autoridad competente en el régimen de Laporta?

 


Conexión con el PP

En este club uno no gana para sorpresas. Todavía no superado el shock de la militancia del cuñado directivo del presidente en las filas del franquismo del siglo XXI, en julio de 2006 nos enterábamos de que Xavier Sala i Martín sacaba a la luz un ensayo editado por la FAES y prologado por Esperanza Aguirre, la controvertida presidenta de la Comunidad de Madrid.

El contenido de la obra se basaba en una conferencia pronunciada por Sala i Martín en el Campus FAES de Navacerrada en julio de 2005. Hay que recordar que el presidente e ideólogo de la Fundación FAES no es otro que José Maria Aznar. Es de suponer que este buen rollo con el PP de uno de los personajes más emblemáticos del laportismo responde al ideario del presidente, ese que le llevó a decir el 2 de junio de 2006:”El Barça camina en España al lado de los sectores progresistas y en defensa de los valores democráticos”. Quedaba claro que el Barça de Laporta y sus amigos caminaba al lado de quien hiciera falta en función de las circunstancias. Y es que Sala i Martín tiene amigos hasta en el infierno.

 

Su retrato de Laporta

El 18 de julio de 2006, a sólo unos días de acceder a la presidencia provisional del club, publicaba Sala i Martín un artículo sin desperdicio en La Vanguardia:”He pensado que se podría introducir un carnet por puntos para todos los políticos… El truco es que los podríamos echar individual o colectivamente cuando cometieran un cúmulo de irregularidades menores, infracciones que restarían puntos en función de su gravedad”. Es decir, Sala i Martín era partidario de “echar” a alguien capaz de quedarse en calzoncillos en el aeropuerto avergonzando a sus representados, o al que se liara en una gresca barriobajera con un ex empleado en la puerta de un restaurante o al que sacara del coche a su chofer, también en la vía pública, increpándole públicamente, o al que viajara en jet privado sin aclarar sin lo hacía a cuenta del club o de su bolsillo, o al que utilizara el presupuesto del FC Barcelona para espiar a sus propios directivos, o al que colocara en nómina del club a una amiga muy especial o al que se rociara con champán en un local público… por citar unas pocas “irregularidades menores”. Pero eso sólo valía para la política. El presidente del Barça podía hacer lo que le viniera en gana en su república independiente.

Esta era su propuesta: "Incumplir las promesas electorales también se castiga con 12 puntos". ¿Entraría en este capítulo no fichar a Beckham, vender patrimonio, no encontrar un sponsor, patearse entre los directivos las entradas de las finales, ampliar la nómina de empleados de forma injustificada o tontear con el franquismo mientras se colocaba al club en la vía catalanista?

"Pasearse en helicóptero con la familia cuesta 3 puntos. Intentar explicar ese abuso con el rollo de la conciliación familiar de la vida laboral y familiar, 3 puntos más por intento fallido de tomadura de pelo. Colocar en la Generalitat a todos los hermanos, primos, amigos y mascotas después de criticar a Jordi Pujol porque su hijo tenía no sé qué cargo insignificante, 3 puntos". ¿Cuántos puntos habría que restarle a su amigo, el entonces presidente del Barça, por pasearse por el mundo a cuerpo de rey en avión y jet privado y ponerse como un bacó a cuenta de los socios del Barça y sin dar explicaciones? ¿Y por sus intentos fallidos de tomadura de pelo pensando que todo el mundo tragaría con cualquier cosa que dijera? ¿Y por instalar en el club a su cuñado y a su prima y a los conocidos de sus familiares y amigos del colegio después de criticar a Núñez por colocar a su hijo? ¿Habría quizá que inhabilitarle de acuerdo a lo propuesto por Sala i Martín? ¿También habría que penalizar los viajes inútiles de los familiares y amigos, incluido Sala i Martín? Eso valía para los políticos, no para los que reinaban en el Barça, claro.

Y castigaba con tres puntos más a los que prometían “la reducción del número de altos funcionarios para acabar multiplicándolos o fardar de manos limpias para acabar extorsionando a los empleados”. En cuanto a multiplicar el número de empleados del club, su admirado Laporta se quedó solo, incluso extorsionando a quienes no le bailaban el agua. De eso podrían hablar, y mucho, el ex director del museo, o Josep Colomer, o Laura Alsina o Anna Xicoy, el malogrado Ricard Maxenchs o… sus propios vicepresidentes.

"También cuesta 3 puntos el presentarse a las elecciones denunciando la falta de independencia de los medios de comunicación y acabar haciendo listas             negras de periodistas sospechosos, expulsar a tertulianos no afines...". ¿Se referiría a los políticos o a su amigo Laporta, el que iba vetando periodistas y convertía en enemigos de la patria blaugrana o miembros de una supuesta caverna mediática a los que no le aplaudían de manera incondicional? ¿No era Laporta el que elegía medios afines para explicar sus versiones en lugar de dar la cara ante todos los medios independientes? ¿No era Laporta quien decidía la identidad de los periodistas que debían hacerle preguntas en los programas de televisión?

“Las faltas más graves comportan la pérdida de todos los puntos. Eso pasa, por ejemplo, cuando uno niega la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente para representar a un Estado. Si, además, uno adopta esa postura inconstitucional e ilegal después de haberse autoproclamado defensor único de la Constitución y la ley, entonces pierde tres puntos adicionales por hipócrita y otro por creerse que los ciudadanos somos bobos”. También era aplicable a su amigo Laporta su vieja obsesión por negar la legitimidad de anteriores gobiernos elegidos democráticamente, de la misma manera que liga con Laporta la postura de autoproclamarse “defensor único de la constitución y la ley” blaugrana, aunque se la saltara cuando no coincidía con sus intereses particulares. Si creerse que los socios son bobos implica igualmente la pérdida de tres puntos según el baremo de Sala i Martín, Laporta habría quedado automáticamente incapacitado para dirigir el Barça. Mal momento eligió el economista para ejercer de periodista y escribir artículos. Mejor lo hubiera dejado en manos de profesionales. Laporta se lo hubiera agradecido. Ésta era una más de las incontables contradicciones del laportismo, aunque a Laporta siempre le trajo sin cuidado lo que pudieran pensar los demás sobre sus evidentes contradicciones.

 


No concede entrevistas

En su toma de posesión como presidente accidental en 2006, Sala Martín advirtió a los informadores que no concedería entrevistas, un género que luego utilizaría él para hacer intrusismo en la profesión periodística formulando preguntas a los candidatos a la presidencia de la Generalitat de Catalunya en La Vanguardia. Ahí le salió a Sala i Martín con Montilla la vena crítica que tan anestesiada tenía con su amigo Joan Laporta. La decisión de no conceder entrevistas en su calidad de máxima autoridad del club explicaba con meridiana claridad su predisposición a la transparencia. Debía imaginar que los periodistas deportivos no podían entenderle. Por tanto, lo mejor era sumir al club en el oscurantismo más absoluto. Cuanto menos supiera el socio, mejor.

 

Elecciones a la medida de su amigo

El economista advirtió que se esforzaría en su objetivo de garantizar unas elecciones limpias. Quizá por eso, por su desmedido interés por preservar la pureza del proceso, consideró ideal el mes de agosto para recoger firmas y realizar la campaña electoral de 2006, fijando el 3 de septiembre, día sin partido en el Camp Nou, como la fecha más adecuada para programar la votación, aunque los estatutos recomienden hacer coincidir la visita a las urnas con un día de partido en casa. Todo de acuerdo con el estilo Laporta, que por algo fue Laporta quien le colocó en ese lugar de privilegio.

Y para que quedara claro cuál era su bando, se apresuró a manifestar cínicamente que “el juez García Ceniceros dijo que la convocatoria de elecciones debía hacerse de manera inmediata. Busqué en el diccionario y en catalán quiere decir “inmediatament”. Un chiste fácil y tonto que venía a ser un serio aviso para navegantes. Si alguien, que era mucho suponer, se atrevía a hacerle la competencia a Laporta e intentaba moverle la silla, se las tendría que ver con él. De entrada lo dejaba entrever con su gracieta absurda.

Sala i Martín intentaba convencer al mundo de que no quedaba ningún miembro de la junta de Laporta en la gestora para “garantizar la máxima transparencia e imparcialidad”, como si su presencia no fuera de por sí suficientemente sospechosa de sectarismo a favor de los intereses de quien le había puesto ahí. En realidad no haría falta la presencia de ningún directivo saliente, Sala Martín se bastaba para velar por sus intereses mejor que ellos mismos, como quedaría probado en los últimos meses de laportismo.

 


Foto en la ONU

Durante su mandato de poco más de un mes Sala Martín tuvo la oportunidad de hacerse la foto en la ONU, junto a Kofi Annan y Ronaldinho, por la que suspiraba su amigo Laporta. Sobre este asunto escribía Santiago Gargallo en infoesports.com: “Dicen que Sala i Martín es un personaje conocido en círculos económicos, pero es evidente que ahora en los Estados Unidos será más popular por esta foto que por sus lecciones de economía en Yale, Harvard o Columbia o por sus chaquetas, no aptos para daltónicos y que utiliza según la ocasión".

 

El pseudoentrevistador la lía con Montilla

Superada su etapa presidencial, Sala Martín volvía a su actividad de economista, polemista y periodista si era necesario, que él para todo valía. El que no concedía entrevistas a los periodistas porque no le sabían interpretar las palabras se metía ahora a intérprete de los políticos elaborando para La Vanguardia una serie de entrevistas con los candidatos a la presidencia de la Generalitat. Y cuando le tocó el turno a José Montilla, estalló la polémica. La conversación acabó con el candidato socialista acusando al aprendiz de periodista de "sectario" e "impresentable",.. "¡Pero tú que te has creído, tío! ¡Estés o no estés en Columbia!".

Sorprende el grado de acidez crítica de Sala i Martín respecto a Montilla comparado con el fervor fundamentalista ciego e incondicional que le profesó siempre a Laporta. Sería porque Montilla no le proporcionaba ninguna prebenda, como si amigo Jan. Veamos ese tono crítico que mostró en la entrevista.

-Xavier Sala Martín: Le preguntaba sobre usted, sobre cualificación. Es decir, miro su currículum y veo que usted es el único candidato que no tiene una carrera, ¿no? Usted no ha dirigido nunca ninguna empresa, ni ninguna gran organización...

-R: Yo he fundado empresas.

-XLM: Y en el Ministerio hay mucha gente que critica su gestión. Usted se presenta como el gran gestor, pero se le critica, por ejemplo como Ministro encargado de la Energía, por la interminable OPA de Endesa, como Ministro de Turismo se le critica lo del Prat, como Ministro de ...

-JM: Pero ¿Quién critica esto? ¿La oposición? Es normal, ¿No?

-XLM: No, no, los ...

-JM: ¿Quién? ¿Quién critica esto? La oposición.

-XLM: Hombre, los 17.000 tíos que ...

-JM: La oposición o los indocumentados, que saben que el Ministro de Industria, Turismo y Comercio no es responsable ni del orden público ni de la gestión de El Prat. Los indocumentados o la oposición que saben o deberían saber que una OPA es una operación entre empresas, donde la administración lo que debe hacer es aplicar la ley y velar por los intereses de los consumidores. Por cierto, que, afortunadamente, todo lo que he hecho como Ministro sobre la OPA de E-ON siempre lo he hecho con el apoyo de todos, excepto el de un partido, el Partido Popular.

-XLM: Pero han llamado la atención al Gobierno español por intentar presionar a la Comisión Nacional de la Energía que está dirigida por una persona de su confianza, que es ...

-JM: No, no, no. Usted seguramente vive en Nueva York y, además de leer, debe mirar las cosas más detenidamente.

-XLM: Pero, usted no tiene responsabilidad sobre los 17.000 tíos que...

-JM: No, yo no tengo responsabilidad, primero porque no soy quien gestiona los aeropuertos, es AENA, y es la Ministra de Fomento la responsable. Y después, porque la discusión de si era necesario o no intervenir para desalojar a los huelguistas de las pistas es del Ministerio del Interior, y los cuerpos y fuerzas de seguridad nunca han sido de mi competencia. Por lo tanto, son críticas superficiales, hechas desde el desconocimiento o desde el sectarismo.

-XSM: Sí, pero en la Generalitat a los funcionarios se les exige el nivel C de catalán. ¿Cree que está bien que el jefe de la Generalitat no se le exija lo mismo?

-JM: No, no tengo yo esta convicción que usted tiene.

-XSM: Usted ha dicho que el catalán es su asignatura pendiente, pero que está aprendiendo. ¿No? Lo está mejorando.

-JM: Yo digo que no es mi lengua materna, porque si lo has tenido como lengua materna no tiene mucho mérito hablarlo ¿No? Tiene más mérito los que lo hemos aprendido en la calle y no en la cuna. Si el catalán lo habla exclusivamente la gente que lo ha tenido como lengua materna, mal vamos con el catalán. El reto es que lo hable todo el mundo.

-XSM: Sí, pero en la Generalitat a los funcionarios se les exige el nivel C de catalán. ¿Cree que está bien que al jefe de la Generalitat no se le exija lo mismo?

-JM: No, no tengo yo esta convicción que usted tiene.

-XSM: ¿No se les exige el nivel C?

-JM: ¿Significa que tenemos que ir a una oposición antes de ser candidatos? Vale más una oposición que lo que pueda decidir el pueblo, ¿no? Es una concepción de la democracia muy particular esta que tiene usted.

-XSM: Si a los trabajadores de una empresa se les exige algo, ¿al jefe no se le debe exigir lo mismo?

-JM: No, se le debe exigir más, mucho más. En todo.

-XSM: En cambio, ¿con el catalán no?

-JM: Repito, me pregunta usted. ¿Usted cree que los candidatos deben pasar unas oposiciones técnicas antes de presentarse como candidatos? Lo digo porque estaría bien la democracia censuradora, nos podríamos remontar a hace dos siglos.

-XSM: No responderé porque no me están entrevistando a mí.

-JM: Muy bien, pero yo sí lo digo, curiosa concepción de la democracia.

-XSM: Usted también se define como cristiano no practicante. ¿Si?

-JM: Sí, me bautizaron, hice mi primera comunión, sí, sí.

-XSM: También tiene buena relación con los obispos, incluso ha visitado Montserrat.

-JM: Sí, pero ahora hace muchos años. Es más, he sido miembro de la Fundació Cassià Just, hace muchos años.

-XSM: ¿Me puede escribir la primera estrofa del Virolai?

-JM: No he venido a examinarme de esto.

-XSM: ¿Pero la sabe?

-JM: He dicho que no he venido a examinarme de esto.

-XSM: En abril se celebró el 40 aniversario del Zoo d'en Pitus, de Sebastià Sorribes. ¿Sabe cómo termina El zoo d'en Pitus?

-JM: No.

-XSM: En pocos meses usted ha evitado que el Estatut hablase de ...

-JM: Mira, me levantaré y me iré.

-XSM: ¿Por qué?

-JM: Porque me parece impresentable esto que estás haciendo.

-XSM: ¿Qué estoy haciendo?

-JM: No, nada. O sea, ya... es de buen alumno de "Barrocos", sí, sí. Continua.

-XSM: "¿Barrocos?”

-JM: No, es igual, es igual. Continua.

-XSM: No sé qué es "Barrocos".

-JM: Vale, muy bien. Yo tampoco.

-XSM: En los últimos meses, el último año, usted, o su partido, han conseguido que ERC dejase el Gobierno, que hubiera elecciones anticipadas, es decir, que se deshiciera el Tripartit, que marchase el President de la Generalitat y que el Presidente de la Generalitat anterior no se presente a la reelección, y finalmente que Clos dejase el Ayuntamiento. ¿Detrás de esta cara de buena persona hay un político frío y calculador? ¿O no?

-R: No, hay una buena persona.

-XSM: Hay una buena persona.

-R: Hay una buena persona, sí. Y todo esto son afirmaciones absolutamente fuera de lugar, cargadas de prejuicios y falsas, las que hace usted. Usted no pregunta, usted afirma. Usted afirma, no pregunta. Y lo hace desde el desconocimiento, desde los prejuicios y desde el sectarismo. Señor Sala Marí.

-XSM: Sala Martín.

-R: Martín, perdón.

-XSM: No es verdad que el President Maragall ...

-R: El President Maragall ha decidido, ha decidido... Mira, nos vamos, Toni, nos vamos. Adiós. Eres más sectario… ¡Eres un impresentable!

-XSM: Pero, a ver...

-R: No, no. Quiero una cinta de lo que he grabado, o una copia. ¡Eres un sectario! ¿Pero qué te crees! ¡Eres un sectario, lleno de prejuicios! ¡Pero tú que te has creído! ¡Pero tú que te has creído, tío! Estés o no estés en Columbia!

Cuando Sala i Martín decidió, como presidente accidental del Barça, no conceder entrevistas, debió pensar que todos los entrevistadores potenciales tendrían un grado de insolencia y descortesía similar al suyo. Una entrevista con su amigo Laporta en este tono no llega ni a la segunda pregunta. Y en su caso ni a la primera.

 


“Los votantes tienen derechos”

Estaba muy interesado en saber si Montilla se sabía el Virolai. Tan interesado como desinteresado en conocer la verdad sobre la pertenencia del cuñado de su amigo presidente a la Fundación Francisco Franco. En ese caso, si su amigo le decía que no, ya no había más que hablar. En un resumen de su valoración de las entrevistas publicado en La Vanguardia en octubre de 2006 sostenía: "Cuando la propaganda dice que uno es un buen gestor, pero los datos indican lo contrario, el entrevistador tiene el derecho (diría incluso la obligación)  de cuestionar la capacidad de gestión del candidato. Porque los votantes tienen el derecho (casi diría obligación)  de cuestionar la capacidad de gestión del candidato. Porque los votantes tienen el derecho (diría incluso obligación)  de saber si una persona que se postula para dirigir el país está preparada para ello o es un simple producto de marketing". Qué fino hilaba Sala i Martín con Montilla. Nada que ver con su nivel de exigencia hacia su amigo Laporta. Claro, a Montilla no le debía ningún favor. Efectivamente, los votantes tienen derechos. Los del Barça, por ejemplo, tenían derecho al acceso al debate en unas elecciones justas. Y alguien lo impidió. Alguien que atiende a los apellidos de Sala y Martín, tan preocupado él por la transparencia en el mundo de la política e instigador, a la vez, del oscurantismo en la vida del Barça. El socio tenía el derecho y la obligación de cuestionar la capacidad de gestión de Sala i Martín cuando abandonó el club anunciando un superávit de 11 millones cuando luego una auditoría lo dejó en un déficit de 77 millones de euros.

 

Análisis de la entrevista

Así interpretó el tema de la polémica entrevista Xavier Rius en e-noticies.com: "En algo estoy de acuerdo con Jose Montilla: Xavier Sala i Martín es un "sectario". Quizás un sectario brillante, pero un sectario de pies a cabeza. De hecho ya lo demostró cuando, como presidente de la comisión gestora del FC Barcelona, convocó elecciones en pleno mes de agosto para que Joan Laporta pudiera ganar de calle. Cabe recordar que en 2003 presentó un libro sobre Artur Mas -con la asistencia de un destacado ex miembro de la Fundación Francisco Franco, por cierto- e hizo campaña a favor de CiU desde las mismas páginas de La Vanguardia, lo que la invalida para preguntar con objetividad no sólo a José Montilla, sino también a Artur Mas.

Mal asunto cuando las preguntas son más largas que las respuestas porque es señal de que el entrevistador tiene afán de protagonismo.

Si yo fuera miembro del comité profesional de La Vanguardia haría un comunicado por dignidad. ¿No hay nadie en toda la redacción de La Vanguardia que pueda hacer entrevistas a los candidatos electorales? Qué escasa confianza tiene su director en los más de 200 profesionales de este diario?

Porque lo que ayer publicaba La Vanguardia no era una entrevista, era la prolongación del DVD de CiU camuflado en las páginas de este diario. Encargar una tanda de entrevistas a los candidatos electorales a Xavier Sala i Martín es una iniciativa más propia de David Madí que del director de La Vanguardia, pero ya se apañarán.

Su entrevista no habría pasado un examen de tercero de periodismo. Y no lo digo por el abrupto final, que es lo único que se salva: algunas de las preguntas planteadas con acierto sobre El Prat o la Ley del audiovisual tendrían más credibilidad con algo menos de mala baba”.

 


“Yo votaré a Mas”

Xavier Sala i Martín publicó el 14 de noviembre del 2003 un artículo en La Vanguardia en el que afirmaba que "Yo votaré a Mas (…) En el pasado siempre me he abstenido. Pero esta vez votaré porque Catalunya lo necesita y porque creo, sinceramente, que Artur Mas será un gran President. Ya demostró su habilidad al sacar a CiU de la crisis cuando se encontraba al borde de la escisión. Mas es un líder competente que transmite seguridad. Tiene una visión clara de lo que quiere para Catalunya y no le da miedo defenderla. Sabe que necesitamos poder administrar todos nuestros impuestos, que debemos tener la libertad de aumentar las pensiones sin tener que preguntar a sectarios manchegos. Sabe que queremos mantener y mejorar los sistemas educativos y sanitarios tradicionales de Cataluña y sabe cómo debemos administrar la inmigración y la justicia. De todos los candidatos, no hay duda de que Artur Mas es el que mejor va a gestionar nuestro país y el que mejor va a defender los intereses de los ciudadanos de Catalunya".

Y justificaba su negativa a votar en clave socialista porque “quien distorsiona la verdad para conseguir un puñado de votos no es digno de ser el presidente de mi país”. Ese mismo argumento, claro, no era válido para Laporta y las elecciones del Barça, aunque las “distorsiones de la verdad” fueran evidentes. En el caso de su amigo Laporta es de suponer que Sala i Martín consideraría sus distorsiones de la verdad como un bien necesario.

El mismo que consiguió sacar a Montilla de sus casillas entrevistándole para La Vanguardia añadía en RAC 1 que "Todo el mundo sabe que mi estilo es no dejar pasar una cuando alguien me intenta engañar". Cuando Laporta intentaba engañar a los socios Sala i Martín dejaba pasar lo que hiciera falta. El economista reconocía que "el objetivo es tocar los puntos débiles de los candidatos, ponerlos nerviosos (…) Varios periodistas me han llamado y me han dicho que ya les gustaría hacer esto, pero que no pueden, porque si te pasas los políticos piden tu cabeza y te echan". De eso, de pedir la cabeza de periodistas molestos, podría explicarle muchas anécdotas su amigo Laporta. La vida tiene estas cosas. Es así de cruel.

Y lamentaba que Montilla le pidiera una copia de la entrevista “para enseñársela al conde de Godó”. Algo tan grave como eso se convertía en anécdota cuando lo mismo sucedía con la información deportiva y guardaba relación con su amigo presidente, que fue dejando víctimas del periodismo en su trayectoria al frente del club, porque también a su amigo Laporta le enseñaban cintas y recortes de incómodos críticos con su “régimen”.

Culé ignorante

El 8 de noviembre de 2006 respondía a los críticos de Laporta en TV3 ofreciéndoles soluciones pintorescas si no estaban conformes con su gestión. Y Miguel Rico le respondía en Sport: ”El profesor Sala i Martín será, con innegables merecimientos y grandes honores, el presidente de la Comisión Económico Estatutaria del Barça, pero se le fue la olla. De lo contrario no habría declarado en TV3 que, si los socios barcelonistas no estaban de acuerdo con el protagonismo electoral de Laporta, ya sabían lo que debían hacer: No votarle en las próximas elecciones a la presidencia del Barça. Una memez del señor Sala porque esa factura ya no se le puede cobrar. Y es que Laporta, tras dos mandatos, ya no podrá presentarse a las próximas elecciones, a menos que se puedan cambiar los estatutos y nosotros no lo sepamos... pero el señor Sala, sí”. Teniendo en cuenta lo tardío de su incorporación a la masa social azulgrana, puede entenderse su ignorancia sobre temas tan elementales en la vida diaria del club. ¿Cómo puede llegar a presidir la entidad alguien que desconoce el artículo 29 de los estatutos? Si se los hubiera leído hubiese sabido que "El presidente o presidenta de la junta directiva sólo podrá ejercer el cargo por un máximo de dos mandatos consecutivos". Unos no saben cómo acaba El Zoo d´en Pitus y otros no tienen ni idea del contenido de los estatutos del Barça.

 

El Mini no sirve para nada

Fiel a su teoría de la justificación laportista, sostenía Sala i Martín que “el Miniestadi no sirve para nada", añadiendo que su venta no supondría pérdida de patrimonio. "Tenemos que vender el Miniestadi. No hay ningún club, empresa o lugar del mundo civilizado que quiera tener en la Diagonal de Barcelona unos terrenos que no sirven para nada. Y cuando digo para nada es para nada. Los equipos inferiores ya tienen la Ciudad Deportiva Joan Gamper y por tanto no sirve (el Miniestadi) para nada. Cualquier persona normal, multinacional o club que tiene unos terrenos que no sirven para nada los quiere rentabilizar. Yo les rentabilizaría inmediatamente. Lo que no tiene sentido para la salud económica de un club es vender los terrenos y comprar jugadores. Lo que tienes que hacer es vender estos terrenos y que te den dinero. Y una manera de rentabilizar ese dinero es invertir en el Camp Nou para que rindan".

Lo que no se planteaba Sala i Martín es por qué el Miniestadi no servía para nada. Su visión simplista y poco fundamentada de la realidad blaugrana no iba más allá de las consignas laportistas. Hubiera sido demasiado pedirle a Sala i Martín una reflexión sobre la situación del fútbol base en general y sobre el Barça B en particular, deambulando en esa época dos categorías por debajo de lo que le correspondía. Ese era el verdadero problema del Miniestadi, no estar ocupado por un equipo de Segunda A. Pero a él sólo le interesaba el dinero. Lo demás era secundario. Lejos quedaban las críticas de Laporta y su Elefant Blau a Núñez por querer mercantilizar el club a costa de aparcar el sentimiento. Qué fácil es jugar con el patrimonio de los socios con absoluta impunidad. Y sin ofrecer explicaciones sobre nada.

 


Convenciones y comuniones

"Este estadio se puede utilizar 14 días de cada 14 días, pero ahora tal y como está no. Insisto, el Miniestadi no sirve para nada, no juega nadie allí. Por tanto, el Camp Nou lo podemos transformar para que se puedan hacer convenciones, para que la gente lo visite más aún, para niños que quieran hacer comuniones allí, yo que sé, que haya vida 14 días sobre catorce. Si podemos crear 10.000 asientos más y los podemos vender a 1.000 euros, te salen 10 millones de euros al año".

El Camp Nou no necesitaba de la venta del Miniestadi ni de la remodelación de Foster para rentabilizarlo. Las convenciones y las comuniones se podían hacer igualmente sin ese recurso. Pero se trataba de habilitar 10.000 plazas nuevas para ingresar más. Aunque ese mismo año y el siguiente y el siguiente el Camp Nou presentara pobres asistencias. El Barça de Laporta crecía en número de socios, pero los aficionados iban alejándose paulatinamente del Camp Nou, cuyo aforo presentaba preocupantes huecos dejados por abonados desilusionados. Era difícil, pero Laporta lo consiguió, logró vaciar el Camp Nou en los malos tiempos y no supo llenarlo en los mejores momentos del triplete.

 

Cinismo

“La venta del Miniestadi estaba en el programa electoral de Laporta. No es por tanto una mentira electoral. Lo harán de acuerdo con el ayuntamiento y  las asociaciones de vecinos y pondrán de acuerdo a quien haga falta”. Lo que no decía es que ese programa electoral ni siquiera se llegó a exponer a los socios por la sencilla razón de que no hubo elecciones. Y no hubo elecciones ni debate para confrontar programas porque él mismo se encargó de evitarlo utilizando el poder que le confería su posición para favorecer los intereses de quienes le habían colocado ahí, los mismos que le dieron 18 entradas para viajar a la final de París. Y no, no fueron capaces de "poner de acuerdo a quien haga falta". Los vecinos no cayeron rendidos a los encantos del mesías Laporta. Y tampoco hubo unanimidad con los políticos, a los que hubo que presionar para conseguir su aprobación. Sala i Martín volvía a caer en un grave error de cálculo. Volvía a mentir.


El precio de Ronaldinho

Otra metedura de pata gloriosa de Sala i Martín en Catalunya Ràdio el 5 de abril de 2007: “Ronaldinho costó 27 millones de euros, que con la suma de salarios y bonus llegan a 60. Si lo vendes por 60 resulta que ha jugado gratis todos estos años, y si el Milan quiere hacer ahora una OPA hostil tendrá que pagar 125 millones”. Si por 60 millones habría jugado gratis, por 21, que fue su precio de venta, ¿cuánto perdió el Barça con su traspaso? ¿Por qué no denunció esta pérdida en la asamblea en su calidad de controlador económico de la directiva? Su vigorosa función de palmero de Laporta y Soriano –que aseguraba que Ronaldinho ya estaba amortizado- le llevaba a perder la poca credibilidad que le quedaba con afirmaciones como ésta. 125 millones por Ronaldinho… ¿A quién quería engañar Sala i Martín?

 


Apuesta por Soriano

El 23 de noviembre de 2007 apostaba en Catalunya Ràdio por Soriano para continuar con el laportismo sin Laporta. A eso se le llama desconocimiento de la realidad o, como diría su amigo, no estar al loro de lo que pasaba. “Conozco a tres premios Nobel por causas de mi trabajo pero te puedo asegurar que Ferran Soriano es la persona más inteligente que conozco. Pienso que sería un extraordinario presidente para el FC Barcelona. No sé si es carismático en el don de gentes porque ese es un factor que también cuenta”. Son palabras medidas pronunciadas dentro de una estrategia de lavado de imagen de Soriano que se inició con su exagerado protagonismo en el fichaje de Henry. Luego Soriano se convirtió en un desleal a la causa, como otros. Un nuevo error de cálculo.

 

Prepotente como su amigo

“Viajo mucho y atravieso muchos arcos de seguridad y si a mí un policía me toca las pelotas en el aeropuerto también me gustaría bajarme los pantalones”. Él mismo se retrataba. Era como su amigo. Si alguien le toca las pelotas, que se atenga a las consecuencias. Tal para cual. Se entiende que Laporta tuviera tanto interés en nombrarle su sucesor para que continuara su obra.

 

"No votaré al PSC"

"Nunca voto a irresponsables que faltan sistemáticamente a la verdad", dijo Sala i Martín el 7 de marzo de 2008. "A la falta sistemática de honestidad hay que añadir un extravagante deseo de ponerse medallas que no les corresponden y una embarazosa tendencia a dar las culpas de todos los males a los 23 años de Pujol. Si uno nunca es responsable, pues es un… irresponsable. Y como nunca voto a irresponsables que faltan sistemáticamente a la verdad, no votaré al PSC". Es curioso que alguien que lo tenía todo tan claro no fuera capaz de ver irresponsabilidad en un Laporta siempre dispuesto a cargar sobre sus antecesores las culpas de los males del Barça…. Aunque sin levantar las alfombras.

 

"Hay jugadores apartados"

Poco después de que Laporta pusiera patas arriba a un barcelonismo indignado por el tono y el contenido de un discurso realizado ante las peñas ("al loro"), en el programa El Matí, de Catalunya Ràdio, Sala i Martín se encargó de encender un nuevo fuego declarando, el mismo día que el Barça afrontaba un trascendental partido de vuelta de la Champions League ante el Shalke 04, que "el Barça tiene algunos jugadores apartados y aislados del equipo", desvelando que esta circunstancia "se ha disfrazado con lesiones". Dio a entender además que la identidad de esos jugadores se correspondía con los que se iban de "farra" y que acostumbraban a entrenarse menos que el resto de los futbolistas. Era evidente que se estaba refiriendo a Ronaldinho, Deco y Eto´o. Dijo textualmente: "Hay miles y miles de deportistas en todo el mundo, incluido estos que ahora están haciendo el vago, que en otros momentos cuando tenían dinero y tenían igual de mujeres trabajaban y tal. Hay muchos deportistas que trabajan mucho, incluso los deportistas del Barça, y creo que es injusto que por uno, dos o tres que estén yendo de farra todo el día, que van, y es verdad que de 60 entrenamientos sólo van a 22, ahora estemos diciendo que todos los jugadores del Barça están haciendo el vago y eso no es verdad y además es injusto ".

"Y también es injusto decir que el señor Laporta no está haciendo nada. Tenga en cuenta que estos señores que figura que no trabajan, que figura que no están haciendo nada, hace bastantes semanas que no juegan, hace bastantes semanas que están apartados, y disfrazamos que hay lesiones y tal, pero estos señores están apartados y se está intentando aislar a estos señores del resto del equipo. Por tanto no seamos injustos".

Sala i Martín se metió en un buen charco tratando de defender a quien le había permitido viajar y asistir a comidas, viajes y actos oficiales como si fuera un directivo. Volvió a tirar la piedra y a esconder la mano porque su valentía no daba para más ni le permitía facilitar nombres y apellidos. Prefirió extender la sombra de la duda sobre la plantilla. Pero, sin pretenderlo, había dejado por mentiroso a Laporta, quien hasta el último día defendió públicamente a Ronaldinho. Con la perspectiva del tiempo, no quedaba más remedio que dar por falsos los mil y un partes médicos que hablaban de un Ronaldinho con molestias cuando, en realidad, según Sala i Martín ocultaban las secuelas de las juergas. Si las palabras de Sala i Martín eran ciertas, alguien había estado embaucando, intoxicando y mintiendo a los socios desde dentro del club con informaciones falsas y un comportamiento que no guardaba ninguna relación con la transparencia prometida. Además, Sala i Martín empleaba la primera persona del plural, "disfrazamos que hay lesiones", lo que ponía de manifiesto que no hablaba a título personal sino que desvelaba particularidades de un estilo de gobierno compartido. También por él, aunque no fuera entonces directivo y sí supuesto fiscal de la gestión de la junta.

 


Txiki le desmiente

Txiki Begiristain no tuvo más remedio que salir al paso y dejar por mentiroso a quien tanto le había defendido en las asambleas. "Sala i Martín no tiene conocimiento de lo que pasa. No hay ningún jugador apartado. Es una opinión a título personal muy equivocada. No sé en qué se basa para hacer estas declaraciones. Hay pruebas médicas y hemos dado datos. Si digo que está equivocado es que no tiene conocimiento de lo que pasa. ¿Miente? Está equivocado”. Hubo quien se planteó la posibilidad de que el propio Laporta  utilizara a Sala i Martín para explicar la realidad. Lo cierto es que en el sprint final de la temporada las palabras de Sala i Martín aportaban a la vida barcelonista cualquier cosa menos buen rollo para que los jugadores afrontaran los últimos y decisivos encuentros con el máximo grado de compromiso.

 

¿Hipócrita o embaucador?

Un editorial de e-noticies.com reclamaba el cese de Sala i Martín el 10 de abril de 2008: "El presidente del FC Barcelona no puede mantener ni un día más a Sala i Martín como presidente de la Comisión Económica del club. Si el propio Sala i Martín no quiere dimitir, por dignidad, Joan Laporta le ha de echar del club a la misma velocidad echa fuera del coche al chofer.

Sala i Martín ha esparcido mierda contra los jugadores, los técnicos, los médicos... Prácticamente no se ha salvado nadie. Afirmar que se están apartando del equipo a jugadores con lesiones disfrazadas es de una gravedad tal que sorprende que Laporta no lo haya despedido, ya. Aunque el personaje en cuestión esté en Nueva York.

Laporta decía que había hipócritas y embaucadores que querían hacer daño al Barça. Mira por donde que tres días después, y desde dentro del club, se hacen unas declaraciones que son un torpedo a la línea de flotación de la misma junta directiva del Barça. ¿En qué categoría pondrá Laporta a Sala i Martín? ¿En la de hipócrita o embaucador?” Por supuesto, ni Sala i Martín, bien agarrado a su poltrona, estaba dispuesto a renunciar a sus prebendas como satélite directivo ni Laporta había pensado en desprenderse de uno de los pocos fieles que le quedaban en el entorno y en quien ya empezaba a ver como a un posible continuador de su obra.

 


Puyol pide explicaciones al presidente

El afán de protagonismo de Sala i Martín y su obsesión por exonerar de cualquier culpa a su amigo Laporta le valió el toque de atención de un vestuario que se sintió agredido por el afán de notoriedad de un personaje del entorno que hablaba de oídas.  Si un medio de comunicación se hubiera atrevido a desvelar cuestiones internas de esta gravedad con la frivolidad que empleó Sala i Martín, la respuesta en forma de represalias habría llegado de inmediato. El capitán  solicitó una reunión con Laporta para pedirle explicaciones por el comportamiento de su amigo. Puyol dijo al respecto que “Estas declaraciones son totalmente falsas y no sé a qué vienen. Son una falta de respeto a los jugadores, a los doctores y al equipo. Es más importante el pase a semifinales, pero ya digo que no sé a qué vienen estas declaraciones”,  Y Víctor Valdés le retaba: “Esperamos que nos dé explicaciones cuando lo veamos por aquí”. Deco, por su parte, se planteó emprender acciones legales: "Si se refiere a mí, que tenga coraje de venir a decírmelo a la cara. Y si no se refiere a mí, que salga públicamente a decirlo. Porque al estar yo lesionado, ha puesto mi honorabilidad en duda. Si no sale a decir que sus palabras no iban por mí, le pondré una querella. Ya he puesto el tema en manos de mis asesores legales, que lo están estudiando. Si tiene dignidad, debería dimitir". No dimitió, por supuesto que no. Pero sí dejó instalado el mal rollo en el vestuario. El mal rollo era su especialidad.

 

El error del "asesor"

En la valoración de Lluís Mascaró sobre la repercusión de las palabras de Sala i Martín nos enteramos de que quien había sido nombrado para fiscalizar la gestión económica de la junta era en realidad "asesor" del presidente: "El presidente de la comisión económica del Barça, Xavier Sala i Martín, cometió ayer el grave error de decir en público lo que piensa en privado. Todos sabemos que hay jugadores que esta temporada se han ‘borrado’ del equipo, pero el asesor de Laporta no puede decir que estos futbolistas han sido apartados de la disciplina por decisión técnica. El afán de protagonismo del economista le jugó esta vez una mala pasada". El controlador de la gestión presidencial se convertía en “asesor”. Con el tiempo acabaría siendo directamente directivo. ¿Para qué engañar más? ¿Se puede ser más desleal con el socio?

 

La junta pide su dimisión

Eso se pudo leer en Sport firmado por JM Díaz y David Salinas. El cabreo no se limitaba al vestuario. Había llegado también a los despachos. Estábamos ante una partida apasionante: el presidencialismo de Laporta contra la voluntad de la mayoría de directivos. La voluntad de uno contra la voluntad de la mayoría. ¿Quién ganaría? Por supuesto, Joan Laporta, quien a pesar de la opinión de buena parte de su junta decidió "unánimemente", como siempre, seguir contando con su amigo como asesor personal… o como controlador. Era igual. Lo importante es que se mantuviera a su servicio.

Informaba Sport: "La directiva pedirá a Xavier Sala i Martín, en su próxima junta de la comisión delegada, que presente la dimisión como presidente de la Comisión Económica y Estatutaria del club después de la tormenta que provocó con sus afirmaciones durante una tertulia radiofónica". Sin ir más lejos, el directivo Toni Rovira denunció que las declaraciones fueron "desafortunadas, un error. Sala i Martín se debió confundir porque no es cierto que se haya apartado a jugador alguno, sino que se han producido lesiones de jugadores que desean recuperarse inmediatamente". Esa era la versión oficial de la autocomplacencia. No se ponían de acuerdo entre ellos ni hacían ningún esfuerzo por guardar las apariencias.

 


"Es un honor tenerle con nosotros"

Instado por la directiva, Sala i Martín se vio obligado a emitir un comunicado público en el que matizaba que eran los jugadores los que simulaban las lesiones y no el club. Más leña al fuego. Sin embargo, asunto resuelto. Alfons Godall zanjaba el caso: ”Para nosotros es un honor tener a un economista de su talla al frente de la comisión económica". Claro. Según Godall ningún directivo pidió la dimisión de Sala i Martín. La familia laportista respiraba feliz. Se mataba el tema sin bajas en el bando más fundamentalista del presidente. Y los directivos molestos con sus palabras, a callar. En realidad les quedaba poco para irse por piernas del club.

 

Engaña a los socios

Explicó Sala i Martín en la asamblea de compromisarios que “en la temporada 2002-03 (la última de Gaspart) los socios pagábamos el 23% de los ingresos del club y ahora es el 16%, lo que es bueno porque se han diversificado los ingresos”.  Otra muestra de la capacidad de este hombre para embaucar al personal. Sala i Martín no era socio del FC Barcelona en esa época, ni tenía intención de serlo, pero empleó la primera persona del plural incluyéndose en la masa social como si él por aquella época estuviera preocupado por los problemas del Barça. Una nueva mentira.

 

"Seguro que gana un extranjero"

Eso dijo en RAC1 Sala i Martín refiriéndose al Gran Premio de Fórmula 1 que iba a disputarse en Montmeló, "porque no corre ningún catalán". El economista se mostraba en clara sintonía con el presidente para desespero de los millones de barcelonistas repartidos por la piel de toro a quienes cada vez se les ponía más difícil ejercer su pasión culé fuera de Catalunya porque ellos no sentían el Barça como un club extranjero. Así era de excluyente el Barça sectario de Laporta y sus mejores amigos.

 

Se enroca y no piensa dimitir

Durante la recogida de firmas para la moción de censura que Oriol Giralt quiso organizar contra Laporta, Xavier Sala i Martín se tomó la libertad de dudar del éxito de la iniciativa. Giralt iba recogiendo firmas a un ritmo superior al esperado y Sala i Martín opinó, despreciativo y chulesco como casi siempre, que "hace falta ver si son legales". Al final Giralt recogió 9.145 papeletas válidas, tres mil más de las necesarias.

 


Se juega el cargo

Xavier Sala Martín replicó en el programa 'El món a RAC 1' a Oriol Giralt, que había pedido su dimisión porque "no se ha encontrado ninguna firma falsa de las 9.473 que fueron presentadas". De todas ellas, se aceptaron como válidas un total de 9.145 papeletas. "Si no hubiera firmas inválidas dimitiré enseguida", añadió el economista. Menudo uno para dimitir. Y, claro, no dimitió, aunque Oriol Giralt le invitó a hacerlo: "Su cargo no puede ostentarlo alguien que ponga en duda la autenticidad de las iniciativas de los socios". Todo el mundo entendió a Sala i Martín cuando dudó de las firmas de Giralt. Y todo el mundo le reconoció embaucando con su más fino cinismo cuando se salió del tema declarando: "No he pronunciado la palabra falsas nunca. Él, en estas declaraciones, dice que yo dije que había firmas falsas y que yo insultaba al socio si había firmas falsas. No quiero hacer ningún tipo de comentario. Sólo que se escuche lo que dije. Yo no pronuncié la palabra falsa. Pronuncié la palabra inválidas. Y firmas inválidas, él mismo lo confiesa, había casi 200". 200 firmas inválidas sobre 9.145. Luego el socio se encargaría de expresar mayoritariamente en las urnas que estaba manifiestamente en contra del estilo de personajes como Laporta y Sala i Martín. Unos cuantos lo entendieron y dimitieron. Laporta y Sala i Martín no, por supuesto. Aún no habían terminado de dedicarle al Barça los mejores años de su vida y tenían que concluir su tarea…siempre en el nombre del socio. Las elecciones de 2010 volverían a confirmar que el estilo Sala i Martín no gustaba entre el barcelonismo.

 

Usted no sabe con quién está hablando

"Ese señor me hizo daño a mí y a otros 9.000 socios con sus comentarios", le soltó Giralt. Respuesta de Sala i Martín: "Decirme que tengo que dimitir... Los Estatutos dicen que cuando reúnes no sé cuántas firmas tienes derecho a hacer un referéndum. No tienes derecho a pedir dimisiones y a decir quién es digno y quién no es digno de ostentar cargos. Este señor tiene todo el derecho a opinar pero yo no le haré ni caso, porque no tiene ninguna potestad para decidir nada ni a pedir la dimisión de nadie. Por tanto, no sé qué está diciendo". "Decirme que tengo que dimitir..." ¿Quién se habría creído que era Oriol Giralt? No sabía con quién se la jugaba. Un vulgar mortal como Giralt no tenía ningún derecho a cuestionar a quien presume de ser catedrático de la universidad de Columbia y que, además, no tiene por qué hacer caso de quien "solamente" representa la voluntad del 60% de los socios de un club que le permitía sentarse en las primeras filas del palco para lucir americana y palmito. Aquí el único que tenía derecho a exigir la dimisión de los demás era su amigo Laporta. Sólo él.

 

¿Desconocido en la universidad de Columbia?

Respuesta de Oriol Giralt :"Que revise lo que dijo y que repase lo que ha sucedido. Él empleó un tono de desprecio hacia la iniciativa del voto, convencido, igual que la junta directiva, de que aparecerían miles de papeletas no válidas, como si todo esto fuera sucio y poco transparente. No sé si es que él está acostumbrado a este tipo de cosas, pero yo desde luego que no. El recuento no ha dejado ni una sola papeleta inválida, y eso lo puede comprobar este señor por las actas. Las que no se contabilizaron fueron por razones estatutarias que no se nos pueden imputar a nosotros, porque desconocemos la fecha exacta de alta de todos los socios del Barça o si están suspendidos por la Comisión de Disciplina. Y, repito, hay un centenar largo de papeletas que fueron recogidas en la carpa del Palau, donde casualmente se fue la electricidad y no funcionó la fotocopiadora. Hicimos fotos de los DNI con móviles, cuya reproducción luego no era la mejor. Los peritos dijeron que no las podían comprobar, pero quedó reflejado en el acta que en ningún caso se consideraban no válidas. Es decir, que no hay ninguna no válida. A este señor, por cierto, en la Universidad de Columbia no lo conoce nadie y el otro día se firmó él mismo un justificante para no ir a declarar ante el juez"

 


Peineta a los socios

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