La culerada apuesta por el "y tú más" para justificar la 'robomontada'

La prensa culé alude a la final de la Champions de Milán


Sergio Ramos celebró así su gol en Milán

Sergio Ramos celebró así su gol en Milán




2. Hablar de los demás es una forma de reconocer el propio beneficio

“No sé si se nos juzga de forma diferente al resto con los arbitrajes, pero el Madrid es el Madrid, molestamos”. La frase la dijo el técnico madridista Zinedine Zidane este sábado, durante una rueda de prensa previa al partido ante el Betis en que hubo varias cuestiones respecto al arbitraje de Champions League del Barça-PSG.

Tres días después,medios madrileños siguen alimentando una polémica arbitral que no es asunto ni siquiera en Francia, después de ver a su campeón caer eliminado en el Camp Nou pese a traer un 4-0 de París. Lo curioso del caso es que en la última final de la Champions League, en la que el Real Madrid ganó su undécimo título en una tanda de penaltis a la que pudo llegar gracias a un único gol que marcó su jugador Sergio

Ramos en fuera de juegono hubo ni una sola pregunta respecto al arbitraje ni a Zidane ni a Diego Simeone, técnico del otro finalista, el Atlético de Madrid. En total, fueron 20 cuestiones, nueve a Simeone y once a Zidane, para las que se emplearon 24 minutos, 10 para el entrenador colchonero y 14 para el merengue.


En aquella final, además, hubo otras dos jugadas que pudieron agravar la polémica, sendas manos en el área madridista del propio Sergio Ramos pero aquel 30 de mayo de 2016 no fue asunto de interés periodístico el arbitraje del inglés Mark Clattenburg, quien tres meses después se tatuó en Benalmádena (Málaga) en un brazo el trofeo de la Copa de Europa con la leyenda ‘Final Milano 2016’.

Respuesta del Infiltrado: La prensa culé se ha delatado en la polémica por el arbitraje de Aytekin. A los culés se les han acabado los argumentos para defender que su equipo remontó de forma justa el partido ante el PSG, así que han acabado recurriendo al "y tú más" para atacar al madridismo. Así, lo que han atisbado a mencionar ha sido el fuera de juego de Sergio Ramos en la final de la Champions de Milán. Una acción importante, pero puntual del partido y que, desde luego, no se puede comparar con la más de decena de errores favorables al Barça que se produjeron en el pasado mes de mayo. 

Además, la prensa culé no menciona que posteriormente el colegiado sí señaló un penalti a favor del Atlético de Madrid. Fue una acción muy dudosa en la que Fernando Torres buscó claramente el contacto con Pepe. El delantero clavó su pierna sobre el césped para proteger el balón y Pepe acabó chocando claramente con él, pero sin intención de hacerle falta. Sin embargo, el árbitro Clattenburg no tuvo dudas y regaló la pena máxima a los rojiblancos, aunque posteriormente Griezmann no la marcó y facilitó que al final el Real Madrid acabara llevándose el título.

Durante un partido de fútbol un error o dos en el mismo sentido es admisible. Más si se trata de un fuera de juego, pues es una jugada rápida y puntual donde lo que cuenta es la apreciación del juez de línea. Pero cuando estamos hablando de más de una decena de fallos hay que mosquearse. Por eso no puede haber comparación posible entre lo ocurrido en el Real Madrid-Atlético y en el Barcelona-PSG. Y si la prensa casi no habló del arbitraje de la final de Champions fue porque simplemente no acabó siendo fundamental en quién ganó en el título.

Más que nada porque si el árbitro pitó un penalti generoso a los colchoneros y luego estos fueron incapaces de aprovecharlo, la culpa no es precisamente del Real Madrid o del propio trencilla. En cambio, en el caso del partido de los culés la responsabilidad fue casi en exclusiva de Aytekin. Evidentemente los franceses también se equivocaron y jugaron rematadamente mal, pero no merecieron encajar 6 goles. Y si al final sufrieron ese tremendo castigo fue porque el Barcelona jugó ese partido con 12 y se ayudó de una actuación escandolosa por parte del colegiado. Lo cual denunciamos en Madrid y ha provocado que ahora la culerada tire de forma ridícula de hemeroteca ante su falta de argumentos.