El fútbol es un estado de ánimo, se dijo en su día. El de Juande es un estado más optimista que el de Schuster, acogotado por las bajas, los no fichajes en verano, la inesperada mejoría del Barcelona: estaba cantado que no sería el errático equipo de los dos últimos años, pero tampoco se esperaba 'esto'. A Schuster le quitaron un peso de encima despidiéndole, creo.
Juande tuvo cuatro días para convencer a su equipo de que con todas las bajas posibles y más, tenía poso para dar la cara en el Camp Nou. El mano a mano que perdió Drenthe ante Valdés le perseguirá mucho tiempo. Esa fue la clave del partido desde el lado blanco. Un 0-1 habría abierto todas las posibilidades para la gran campanada. Acabó ganando el Barça por un acierto de Puyol a la salida de un córner. Lo normal era eso, un triunfo azulgrana. Pero el Madrid dejó claro que se está reconstruyendo. Juande tiene trabajo. Y capacidad para hacerlo bien.
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