El técnico se marchó muy enfadado del espectacular estadio de Londres
Zinedine Zidane no está demasiado acostumbrado a la derrota como técnico del Real Madrid. En algo menos de dos años el francés ha conseguido que su equipo juegue un fútbol brillante y gane hasta 7 títulos, por lo que el bache de fútbol y resultados está siendo novedoso para él. De ahí que tras el partido de Wembley se marchara con un disgusto muy importante.
El propio entrenador de Marsella admitió y reconoció tras el partido que la situación empieza a preocupar en el vestuario. Huyó de la palabra 'crisis', pero admitió que el momento no es bueno y que hay problemas que tocará tratar de puertas para dentro y con mucha calma. Así, mostró una cara calmada para la prensa, aunque en realidad por dentro tenía un tremendo enfado que acabó llevándose a su casa durante todo el viaje de vuelta. De hecho dedicó las horas posteriores al encuentro a analizar sus porqués.
Según señaló anoche el programa 'El Larguero' de la 'Cadena SER', Zidane no podía sacarse de la cabeza la mala imagen dada en el encuentro ante el Tottenham. Así que lo primero que hizo cuando tuvo un momento de calma fue coger su ordenador portátil y ponerse a ver de nuevo el partido. Esto es algo que también hace habitualmente, aunque no siempre nada más acabar el choque. Pero esta vez tenía cierta 'ansiedad' por identificar los errores para ponerles solución cuanto antes.
En consecuencia, Zidane se aisló del grupo junto a sus ayudantes y prácticamente no pronunció palabra durante todo el viaje. Quería que se le pasara el enfado para aclarar las ideas y poder tomar este jueves las riendas del equipo y dirigirlo a una solución. El próximo domingo tocará jugar de nuevo ante Las Palmas y ya no habrá margen de error, ni en la Liga ni en la Champions. Son ya tres derrotas en lo que llevamos de temporada, ocho puntos de desventaja en el campeonato nacional y tres en Europa. Mucho para un equipo acostumbrado a ser líder.
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