Tras 6 temporadas con la camiseta que siempre soñó vestir, Gareth Bale se despedía hoy del Real Madrid y de la afición del Santiago Bernabéu.
Hoy Bale estaba ante lo que seguramente será su último partido como jugador del Real Madrid. Se va tras unas temporadas en las que la prensa, la “afición” y sus lesiones le han castigado injustamente. Intermitente su rendimiento por los ya mencionados problemas físicos, pero quizás uno de los hombres más decisivos en las finales de la historia del fútbol. Un hombre que cuando hay que aparecer no se pone nervioso, haciendo cosas irrepetibles como la que nos regaló en Kiev o en la famosa final de Copa, entre otras.
Pues hoy, Zidane empezaba siendo injusto con el galés no alineándolo, un gesto feísimo por parte del francés, y, poco después la afición decidía seguir con su castigo al 11 hasta el último de sus días en Madrid, con gran parte de la afición pitando cuando el speaker le nombraba junto al resto de suplentes. (El favor que el francés no ha concedido al galés)
Parecía que la cosa no podía ir a peor para Bale, pero sí, Zinedine Zidane ha decidido no darle ni un solo minuto al galés terminándole de clavar la puntilla. Gareth ha estado en primera fila del banquillo con un gesto sonriente, sin esconderse, viendo el partido junto al resto de suplentes.
Una pena que una leyenda del Real Madrid se vaya así y sin poder hacer en el que iba a ser su último partido lo que más le gusta, que a pesar de que muchos nos vendan que es jugar al golf, es jugar al fútbol.
Siempre nos quedará decir que Bale se marchó sonriendo.
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