No le influyen los comentarios de prensa y aficionados por su estado físico que le ha llevado a cuajar temporadas tan irregulares en los últimos años. El técnico del Real Madrid está convencido de que es un jugador que, a lo largo del curso, puede ser valioso. Confía en él desde siempre y fue el primero que le antepuso a James (ahora a punto de confirmarse su salida al Everton).
Zidane sabe que este verano no habrá refuerzos y necesita fondo de armario. Por más que tenga claro que va a dar protagonismo a jugadores como Odegaard y Valverde, necesita a otros veteranos como Isco o Modric. El galo es de ese tipo de entrenadores que cree que puede recuperar a los jugadores y que, sobre todo, no mira nunca el documento de identidad. (La reacción de Isco al no ser convocado con España).
Se deja llevar por lo que ve cada día en los entrenamientos. Isco se entrena bien y trabaja para tener minutos. A Zidane no le importa que se deje el pelo largo o la barba más frondosa, sólo necesita ver actitud y ganas de jugar (la calidad ya la supone al ser todos jugadores del Real Madrid).
Bale, sin ir más lejos, dinamitó la confianza del técnico con su apatía y por varias faltas de compromiso en momentos puntuales. No duda de que es un grandísimo jugador, pero lógicamente tiene su gusto personal y prefiere a otros como Hazard, Rodrygo o Vinicius Jr. Si fuera por él, Bale estaría fuera del Real Madrid desde hace un año.
En Chamartín no descartan estudiar alguna oferta importante que llegue por Isco, pero la última palabra la tendrá Zidane. El malagueño, a su vez, no encuentra motivos para marcharse porque sabe que con el francés seguirá teniendo minutos. Los mismos que no disfrutará Ceballos, por ejemplo, que regresará cedido al Arsenal.
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