Debía pensar Vidal que seguía en el Camp Nou y que esas protestas quedarían impunes. Su equipo pagó muy cara la 'rabieta', tanto que a partir de ese momento perdieron por completo el rumbo del partido. Ya iban por detrás en el marcador con once, por lo que con diez poco podrían hacer para revertir la situación.
Vidal es tan anti-madridista que, paradójicamente, hace favores al Real Madrid. Su odio es tal al conjunto blanco que, con este tipo de acciones, lo único que demuestra es que le pierde la cabeza. Quería celebrar el triunfo con la afición de Inter y Barça, tal y como dijo antes del partido, pero le ha salido el tiro por la culata.
De hecho, hasta sus propios compañeros le miraban con cara de desagrado en el momento que fue expulsado. Se había cargado él solo el partido por protestar una jugada intrascendente. Conte, por su parte, ni le miró cuando salía del campo.
Deben estar eternamente agradecidos a Vidal en la Ciudad Condal, pero sobre todo en San Siro. A los aficionados del Inter les habrá hecho mucha gracia que el chileno les deje con pie y medio fuera de la Champions por su odio personal al Real Madrid.
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