Camavinga hizo el mejor partido de los centrocampistas: rindió algo mejor que sus compañeros

El '12' hizo lo que pudo en un partido que no fue cómodo para la sala de máquinas madridista


Camavinga

Camavinga




El joven galo ya está totalmente acostumbrado a una posición de centrocampista defensivo en la que parece encajar perfectamente. El Clásico en el que el Real Madrid se jugaba las opciones de seguir vivo en la Liga no iba a ser menos: Ancelotti confió en el '12' para actuar como ancla del juego defensivo del club blanco y para abarcar todo el centro del campo en fases defensivas.

Tanto con balón como sin balón, los primeros treinta minutos de Eduardo Camavinga fueron realmente discretos, puesto que tanto el Barça como su propio equipo descargaron el juego más por las bandas que por la zona central. Sin embargo, durante las ocasiones que el Madrid atacaba en estático, Camavinga era fundamental para dar continuidad a la circulación de balón. También inició de forma tímida alguna que otra presión adelantada en el centro del campo.

La falta de contundencia de la defensa también estuvo presente en Camavinga en la jugada del 1-1. El pivote francés fue víctima del apelotonamiento en su propio área y estuvo lo suficientemente desconectado de la jugada para impedir que Sergi Roberto pateara un rebote más con la misma suerte de siempre: el centrocampista anotó el empate a falta de segundos para el pitido del medio tiempo.

De lo más destacable

El '12' madridista asumió un papel algo más protagonista en la segunda mitad, cuando el empate se había asentado en el marcador y el dominio del Barça anulaba las posibilidades: Camavinga dio un paso adelante y tomó posiciones más adelantadas alternando en una posición de pivote que le restaba empuje y contundencia defensiva. 


Estos problemas hicieron 'despertar' a Carlo Ancelotti, que sustituyó al francés en el minuto 76 después de ser uno de los mejores futbolistas del Real Madrid en un partido en el que tanto él como sus compañeros fueron de más a menos. La desordenación táctica y las imprecisiones fueron el principal 'pecado' del centro del campo madridista.