Adiós oficial a la Liga pensando en la Copa

El Real Madrid no pudo pasar del empate a un gol en el campo del Espanyol y matemáticamente se despidió del título de Liga. El madridismo ya sólo tiene ojos para la final de Copa.





Que al Real Madrid le viene sobrando la Liga desde hace un buen número de partidos es algo tan evidente como que la lluvia moja y el fuego quema. Afrontar los partidos sin esa tensión y necesidad de sumar no le había ido mal a los blancos en los últimos tiempos, que sólo se habían dejando dos puntos en Zaragoza, pero no es menos cierto que esa suma indiscriminada de dígitos ha venido acompañada de resultados escandalosos como el conseguido ante el Málaga, junto a otros más apretados que se resolvieron por la mínima. Detalles.

En Cornellá, y con la final de Copa del Rey a menos de una semana vista, Mourinho decidió hacer reserva generalizada de titulares. Cristiano y Xabi, al banquillo, Coentrao y Khedira, a la grada. Pepe, también viéndolo desde fuera del banquillo. El caso es que uno de esos teóricos reservados tuvo que ponerse el mono mucho antes de lo que Mourinho hubiera deseado. Y es que Xabi Alonso tuvo que salir al campo porque Varane se dañó la pierna derecha. Si ante el Málaga fue Özil el que dio la mala noticia, en este caso le tocó al francés.

Hay que decir que el Real Madrid no tuvo ninguna gran ocasión en los primeros 45 minutos de partido. Un remate de Di María desde fuera del área detenido por Casilla fue lo más peligroso de los blancos en el primer acto. Unos 45 minutos que terminaron con ventaja parcial de los locales gracias a una jugada a balón parado en la que Sergio García le ganó la partida a Nacho en el segundo palo y Stuani empujó el balón antes de que Xabi Alonso primero, y Essien, después, lo pudieran evitar. Pasan los años, los nombres y los técnicos, y el balón parado defensivo del Madrid sigue siendo un punto a mejorar.


ESPANYOL 1: Casilla; J. López, Colotto, H. Moreno, Capdevila; V. Sánchez, Forlín; Stuani, Verdú (Simao, min.92), Wakaso (Baena, min.93); y Sergio García.  

REAL MADRID 1: Diego López; Varane (Xabi Alonso, min. 19), Albiol, Carvalho, Nacho; Essien, Modric; Di María, Kaká (Cristiano, min. 57); Morata (Benzema, min. 45); e Higuaín.

GOLES: 1-0 Stuani (22'), 1-1 Higuaín (57')

ÁRBITRO: Iglesias Villanueva (C. Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a Stuani (min. 31), Verdú (min. 51), Wakaso (min. 62), Forlín (min. 80) y Colotto (min. 92) por parte del Espanyol; y Essien (min. 42), Xabi Alonso (min. 65), Modric (min. 69), Carvalho (min. 71), Albiol (min. 77) y Cristiano (min. 80) por parte del Real Madrid. Expulsó a Víctor Sánchez (min. 91) por parte del Espanyol

ESTADIO: Cornellà ElPrat.

El paso por los vestuarios le permitió al Madrid, al menos, lavar su cara y su imagen dada en el partido. Bien es cierto que no le sirvió para ganar el partido, pero al menos se intuyó que el equipo tenía la intención de mejorar su actuación del primer acto. Hubo más presión a la hora de recuperar la pelota y las intenciones se intuían. No fue un súper despliegue en pos del triunfo, pero cumplió con el expediente exigido de manchar de sudor la camiseta.

Así las cosas, el equipo de Mourinho acabó rascando un punto de Cornellá gracias a un remate de cabeza de Gonzalo Higuaín en el primer palo tras un gran servicio de Luka Modric. El argentino, que parece tenerle manía al Espanyol, volvió a marcar en Cornellá después de su exhibición en el mismo escenario la pasada campaña. Con el 1-1 se intuía que el Madrid tenía el viento a su favor para marcar el segundo tanto que hubiera otorgado algo más de vidilla a la Liga.

El Espanyol acabó fundido físicamente. El balón terminó siendo tan descaradamente del Madrid que no se descarta que acabara más blanco que cualquiera de las camisetas merengues. Sin embargo, la posesión no gana partidos, y el segundo tanto no llegó porque tampoco hubo ninguna grandísima ocasión para ello. El Madrid dijo adiós a la Liga, en la que terminará segundo, y ya sólo tiene un objetivo, la final de Copa del Rey ante el Atlético. Un partido para hacer sonreír al menos una vez este año a la afición madridista.