El equilibrio del que tantas veces ha hablado Carlo Ancelotti solo se puede alcanzar si todos y cada uno de los integrantes de la plantilla madridista están dispuestos a colocarse el 'mono del trabajo' y, sin disminuir un ápice de su talento, son capaces de ofrecer grandes prestaciones defensivas que permitan hacer crecer al conjunto.
Si ya el año pasado el técnico italiano consiguió una 'versión' de Di María desconocida para muchos hasta ese momento, este año está haciéndolo por partida doble especialmente en el caso de Isco y de James, dos futbolistas netamente ofensivos que no están teniendo ningún problema en aplicarse en tareas defensivas y en hacerlo, además, con bastante éxito y sentido.
Cuando James aterrizó en Madrid como Bota de Oro del Mundial de Brasil, pocos sabían de la capacidad del futbolista cafetero para adaptarse a la posición de interior, mucho más sacrificada que la de mediapunta. Pues bien, el ex del Mónaco se ha destapado como un todocampista con un físico privilegiado que le ayuda a abarcar un gran espacio en el terreno de juego y que resulta clave en las transiciones del equipo.
Más espectacular si cabe es el caso de Isco. El malagueño está dando verdaderas lecciones de que, con voluntad y mucho trabajo, se pueden mejorar sobremanera las prestaciones defensivas sin renunciar a ser decisivo en ataque. La conversión de Isco en un futbolista de lo más completo con apenas 22 años, provoca que sea dificil adivinar dónde estará su 'techo'. Y todo gracias al encomiable trabajo de Carlo Ancelotti.
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