No hizo falta que saliese la jugada de “penalti y expulsión”, recurrente en multitud de partidos en la historia reciente del Barça, pero sí que hubo un buen atraco en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Los de Julen Lopetegui, que ya de por sí jugaron fatal y pensando en la Copa del Rey, sufrieron un escarnio arbitral de los que tiene Hernández Hernández como marca registrada.
El enfado mayúsculo del Real Madrid viene por ver ese mismo doble rasero, sí, pero también por escuchar las campañas de los candidatos a la presidencia del FC Barcelona.
LA CAMPAÑA DE LOS PRESIDENTES
Se habla de Florentino, del VAR, de los árbitros, del respeto y se comenta, constantemente, la palabra mágica para ellos: Real Madrid. Madriditis se le suele llamar a todas esas campañas. Desde Laporta, Freixa hasta Font. Un verdadero circo.
En el Real Madrid alucinaron con la actuación del colegiado de Gran Canaria. Salvó al Barça de la quema y estuvo ahí, en el momento preciso, de forma puntual. Nada más que añadir.
Solo viendo la imagen de la mano de Lenglet, clave en el gol de Dembélé y la jugada en la que debió expulsar a Leo Messi, autor del 0-2, con eso se explica todo.
No hace falta una mayor narrativa del asunto. ¿Qué dirían si la mano es de Varane? ¿Y si el empujón de Messi a Koundé es de Karim Benzema?
Si hubiese beneficiado al Real Madrid, cosa que suele pasar como el cometa Halley, se habría montado la mundial.
Las palabras de “escándalo”, “robo”, o sinónimos, coparían todas las portadas de la prensa deportiva. Hoy se habla de lo “estelar” que es Messi o de la magnífica inversión de 150 millones de Dembélé, además de pintar a Ilax como el nuevo Pelé. Todo se omite.
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