Hace once años Bodo Illgner colgaba las botas en el Real Madrid, dando la alternativa a Iker Casillas al frente de la portería blanca. Uno de los símbolos del segundo lustro de los noventa del madridismo ha hablado con la prensa de su país sobre el juego del Real Madrid y del Barcelona: “Un estilo como el del Barcelona no calaría en el Madrid ya que aburriría la posesión eterna. La exigencia ahí es mayor que cualquier otro club del mundo”, comentó el alemán.
De su paso por la casa blanca recuerda como si fuera ayer el momento de lubricar su firma con la entidad merengue: “Nos sentamos en una oficina del Bernabéu para firmar el contrato y me llevé una gran decepción. No había nada en las paredes, las sillas estaban viejas. ¿Ése era el glamour del Madrid? Llegue en el año 1996 y el Madrid atravesaba dificultades económicas y el estadio no había sido remodelado”.
Pero lo que más marcó a Illgner de su paso por España fue la alta exigencia de los aficionados del Real Madrid: “Los partidos fuera de casa se me hacía más fáciles que los de casa. Y eso que en los de fuera nos trataban con hostilidad y algunos daban más de su propia capacidad”, a lo que añadió que el Bernabéu “siempre quiere espectáculo, drama y emoción”.
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