Tras aquella gran victoria continental ante el Manchester City, podían ser tres los partidos en los que el Madrid dejara su portería a cero. Primero fue el Rayo Vallecano el que no logró perforar la meta de Casillas, más tarde el Millonarios de Bogotá en el Trofeo Bernabéu y en la visita del Deportivo el Madrid esperaba que tampoco los gallegos pudieran batir a Casillas.
Mourinho pensaba que había encontrado el punto de concentración e intensidad defensiva que buscaba a una semana del clásico, pero el tanto de Riki a los quince minutos de juego refleja que no es así. Mourinho sigue teniendo trabajo por delante.
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